Thursday, July 21, 2005

Cantos de Sirena

Cuenta la mitología griega que las Sirenas, con sus cantos, ejercían una inevitable atracción sobre quien los escuchaba. Los marineros, bajo el efecto de sus voces, abandonaban absortos sus puestos en los barcos. Provocando así la colisión de la nave contra las rocas y consecuentemente, el naufragio.
En uno de sus viajes, Ulises, conocedor de este peligro pero tentado a escuchar aquellos cantos, decidió que su tripulación se tapase los oídos con cera y él se hizo atar al mástil de la embarcación para asegurar que no iría en búsqueda de aquellos seres. Así fue como logró salir airoso sin pagar con su vida el atrevimiento.

En estos tiempos marcados a fuego por la prisa, por la premura del día a día, es posible que se nos pasen por alto ciertos detalles porque en este viaje algunos afortunados ocupan un asiento en ventanilla, en cambio, a otros se les priva de la visión del paisaje.

La serenidad de ayer ha quedado atrás, denostada y mancillada por la vorágine del presente. Por esa rapidez para llegar a no sé sabe donde.
Ahora, el triunfo se hermana con una fama que no viene avalada por una labor anterior sino que nace por generación espontánea. Y el respeto parece ser ese fiel vasallo, siempre al servicio del capital. Ser uno mismo ya no es suficiente. No hay lugar en el podio de los vencedores para los indecisos.

Para captar adeptos, se recurre al lenguaje como instrumento de persuasión. Los eufemismos juegan un papel esencial. No es una estrategia nueva aunque posiblemente resulte efectiva.
Quien busca trabajo, atribulado, se encuentra en una encrucijada de caminos donde se dan cita el oportunismo y la usura.

Y es que en los anuncios de empleo se refleja la inmediatez. La rapidez con la que se vive hoy. Esa celeridad con la que se busca el éxito y el reconocimiento.
Los hay que auguran un prometedor futuro de redención, previa penitencia en un incierto presente. Otros, proclaman la paradójica posibilidad de una ascensión vertiginosa al status de almirante sin haber pasado necesariamente por la etapa de marinero.

Las palabras se afilan como si de cuchillos se tratase y la terminología utilizada no me deja indiferente: competencia, pro activo, líder...
Mediante el uso de los anglicismos se trata de engalanar con el traje de los domingos un puesto que se desempeña los días laborables.
Una vez leído, queda un poso de dudas en el que reside la sensación de no saber exactamente de que se trata.

En este ambiente se respira un aire viciado de codicia. Donde los que menos escrúpulos tienen, ven una ocasión de negocio, amparándose en la falta de legislación y la desesperación de quien busca. Estos impostores, mercenarios de la infamia y la mentira, no vacilan en poner precio a su traición.
La bajeza, constata una vez más la vigencia de aquella máxima de Tomas Hobbes; el hombre es un lobo para el hombre.

Únete a esta cruzada contra la falacia. Desconfía. Despierta y mantén alerta tus sentidos. No escuches esos cantos de Sirena e impide así que te arrastren porque al éxito fácil, si se presenta, le gusta vestir de prestado.

4 Comments:

At 8/28/2005 8:48 PM, Blogger Unknown said...

Subscribo al 100% el contenido de este artículo.

Pero ellos cuentan con la desesperación de la gente que no es ingenua. Con el capital. Por supuesto los cantos de sirena en si mismos son difíciles de combatir. ¿Podremos con ellos?

 
At 8/29/2005 12:04 AM, Blogger ALBERTO230 said...

Como decía Camilo José Cela: Resistir es vencer.
Por ello, una vez que estemos advertidos del peligro tan sólo la desesperación o la fatalidad pueden hacer que nos veamos obligados a cerrar los ojos ante lo evidente.
Este blog aspira a convertirse en un aviso para navegantes.

Por mi parte, sólo creo en el trabajo día a día y el talento.

Gracias por opinar.

 
At 11/01/2006 11:17 AM, Anonymous Anonymous said...

HOLA Alberto....
una noche de tertulia y confidencias ,llego a mi este texto.es la amarga experiencia de quien como Ulises ,fue tentado por estos "cantos de sirena" en este siglo XXI,un solitario marinero que tras colisionar repetidas veces contra las rocas ,al fin regresa a puerto con las velas remendadas y el casco dañado ,pero entero ,y con la fuerza de seguir navegando.hoy es una persona totalmente rehabilitada .he querido exponer este texto aqui ,es el sentir de esos marineros desesperados que se enfrentan al naufragio dia a dia .

gracias Mikel ...por prestarnos tu experiencia




Eneko esperaba en el coche. Agarraba el volante con fuerza durante unos instantes para automáticamente después echar mano de la uñas. Tenia los dedos llenos de padrastros sangrantes de tanta humedad y tanto roce con los dientes. Pero la “hipnosis” del momento era mucho mas fuerte que el dolor producido por estos. Siempre le pasaba lo mismo en momentos de “crabing”.
Llevaba meses sin consumir, contento consigo mismo, aplicando lo aprendido en la terapia y lo que es más importante: lejos de los estímulos que provocaban en él lugares de consumo, ciertas compañías y ciertos y funestos planes. Ese día se salió del carril correcto. Se salió por que quiso, como siempre que iba a consumir. A pesar de la pelea que en ocasiones tenia con la sustancia y de las cuantiosas victorias, ese día se iba a “dar el gustazo”.
La verdad es que las condiciones del momento digamos que eran adecuadas: Viernes por la tarde, una hora de coche desde donde estaba hasta su casa, buen tiempo, ninguna cita ni ningún plan reseñable, en definitiva, no tenia que cumplir con nadie excepto con el mismo aunque a esa conclusión nunca conseguía llegar. Estaba solo. A su aire.
Saco la mano izquierda de la boca arrancando un ultimo trozo de uña y miró el reloj. Ya pasaban 10 minutos de la hora en que, en teoría, el lugar de compra tendría que estar abierto. A Eneko no le extraño en absoluto, Txarli no se caracterizaba por ser puntual en abrir el bar, sabiendo además que debido al vicio que tenia, habría trasnochado y posiblemente se acabara de levantar.
Por la cabeza de Eneko empezó a circular la idea de buscar alternativas. Conocía por lo menos tres o cuatro sitios más donde poder acudir. También rondaba la idea de largarse, arrancar el coche y salir pitando de una situación de la cual, sin duda, se arrepentiría. Pero ya no había vuelta atrás, ese día no, por lo menos. Llevaba demasiado rato elaborando la situación y la euforia desatada debido a la idea de consumir era, en ese momento, mas fuerte que nada. O mejor dicho, mas fuerte que todo.
Eneko era consciente de todo eso. Imaginaba la idea de tener una parte de si mismo disputando una pelea encarnizada con otra parte, que aunque en esos momentos estaba casi hincando la rodilla en el suelo, seguía luchando por superar los deseos de consumir. Debido al retraso de Txarli la pelea se fue equilibrando y empezó poco a poco a sentirse cada vez más culpable. Era una mezcla de sentimientos totalmente contradictorios, tan pronto decidía irse, huir de la situación cuando aun estaba a tiempo, como sentía una euforia desmedida al imaginarse a si mismo en pleno ritual: abrir, echar, picar, aspirar, encender un cigarro, arrancar, meter primera y largarse. De solo imaginarlo casi se le nublaba la vista. Tanto que la batalla que libraban sus dos yós, definitivamente se declinó para uno de los lados. El lado de la autodestrucción. Pero le daba igual,ya se cuidaría mañana, pensó.
Txarli apareció treinta minutos después de la hora en la que tenia que abrir el bar. Cuando Eneko le vio aparecer, sintió los últimos coletazos de su yó protector casi agonizantes, pero Eneko rechazo automáticamente esos pensamientos. Era simple y llanamente un mecanismo de autodefensa, algo que necesitaba para hacer lo que ya hace rato había decidido.
Tomó la decisión de quedarse en el coche unos minutos antes de entrar para que así Txarli tuviese tiempo de preparar todo. Pensó esperar 10 minutos pero a los 5 ya estaba fuera del coche. Y un minuto después entro en bar:
- Arratsaldeon – dijo Eneko al entrar, pero no había nadie. De repente la cortina que separaba la cocina del interior de la barra se abrió. La melena todavía mojada de Txarli asomó por la rendija y a pesar de que se llevaban bien y de que se conocían desde hace años Txarli simplemente devolvió el saludo de una forma que a Kina le pareció fría. Mejor así, pensó, de esa forma podría decirle la cantidad que quería y sin mediar mas palabras irse cuanto antes de la escena del “crimen”. En otras ocasiones Txarli solía liarse a hablar y al permanecer mas tiempo del necesario en el “Raimon” corría el riesgo de que alguien le descubriese comprando cuando ya, en teoría, Eneko se había quitado. Esa idea le avergonzaba.
- ¡Que pasa tío¡ ¡donde te metes¡ – le pregunto Txarli percatándose de que hacia tiempo que Eneko no aparecía por ahí.
- Pues ya ves, liado. El curro y eso. Además últimamente no suelo venir por aquí, cada vez me da mas pereza. Una hora de coche.....,ya sabes – respondió Eneko, mas bien por decir algo que por continuar la conversación. – Un zurito, y “medio” – dijo Eneko tras una breve pausa en la que los dos parecían no tener la intención de seguir hablando por hablar. La puerta del bar se abrió y entraron cuatro personas más.
Estaba claro que se conocían ya que automáticamente la escena se convirtió en un rosario de besos, saludos, apretones de manos y demás gestos amistosos.
Eneko observaba la escena con impaciencia, a Txarli parecía habérsele olvidado el encargo y eso producía en Eneko un nerviosismo que denotaba dependencia. Eso le jodía, se maldecía por verse así.
Eneko no cesaba en seguir con la mirada a Txarli en todo momento. En cuanto volviesen a cruzar las miradas, este le volvería a recordar el encargo una ó mil veces, las que hicieran falta hasta que Txarli le dejase la bolsita escaqueada detrás del servilletero, como tenia costumbre.
Por parte de las otras cuatro personas empezaron los encargos, de “tema”, claro. Poca gente o nadie, me atrevería a decir, pasaba por el RAIMON si no era para pillar. Y fue en ese preciso momento cuando Txarli, después de repartir material entre sus amigos como quien reparte cromos, dejo el “oro blanco” detrás de esa especie de caja con entrañas de papel en la que rezaba “San Miguel, donde va triunfa” situada frente a Eneko. El trasvase de dinero fue igual de natural, o antinatural depende como se mire, Txarli se cobro el zurito y “el medio”, le dio las vueltas y después de un mojado de labios con la cerveza, Eneko salió del bar despidiéndose de Txarli, quien absorto en los negocios ni se percato del saludo. A Eneko no le extraño, pero sí le hizo pensar en el por qué, en lo triste de la situación y una vez mas decidió que no quería acabar así. Pero claro, tendría que ser a partir del día siguiente ya que ese día no seria mas que una piltrafa solitaria, triste, deprimida, angustiada y perdida. En eso era, precisamente, en lo que se iba a convertir Eneko después de la primera. Él lo sabia, pero ya se cuidaría mañana, volvió a decirse a sí mismo para que el remordimiento por la tontería que acababa de hacer no le hiciese mas daño del que ya estaba empezando a sentir.

MIKEL

 
At 12/04/2006 9:23 PM, Blogger ALBERTO230 said...

Gracias Mikel por compartir la historia y a María por hacérnosla llegar. Mikel siempre que lo desees puedes incluir alguna reflexión en este improvisado foro. Prometo que en reve incluiré mas escritos aunque lamento no tener demasiado tiempo ultimamente para poder hacer todas esas cosas que quiero. un saludo a todos y gracias.

 

Post a Comment

<< Home